lunes, 7 de septiembre de 2015

No soy inmune

Vos creés que porque pasaron sesenta y siete días desde que te fuiste, yo ya soy inmune a tus "Holapreciosuras" o a los "Holacielitos"...?
O a cualquiera de ésos animalitos con ojos de corazones de cada una de las aplicaciones...?
Incluso ésos bodoques que no se sabe bien qué corno son pero sostienen un corazón entre las manos o dejan que se les escapen de las cabezas...?
Bueno, no.
No soy inmune a éso, ni a tus fotos en el metro, aunque lleves puestas las camisas de presidiario. Ni a los videítos, ahí sentado frente a la compu, con cada una de las camisetas que ya me aprendí de memoria o alguna que incluso llegué a lavar y a tender en mi maravilloso tender...
No.
No soy inmune. Y cada "Preciosura", cada foto con camisa de presidiario, cada camiseta...
Cada uno de tus mínimos detalles o gestos, me desesperan de amor y me vuelven loca de ganas de traspasar ésta odiosa pantalla y estrellarme contra vos.
Quedar fulminada, accidentada, reventada, desmembrada encima tuyo. Salpicándote de mí violentamente y sin piedad alguna.
Como disparada por uno de ésos cañones de circo.
Quedar así.
Brutal y despiadadamente en coma sobre tu cuerpo.
De frente o de espaldas, de cabeza o de culo.
Chocar a doscientos kilómetros por hora después de salir atravesando tu monitor, estallándolo, haciéndolo polvo.
Para que me frenes con el pecho o la pija.
Que detengas todo el impulso de mi cuerpo con el tuyo y me sostengas firme entre tus brazos.
Porque no soy inmune.
Y me puedo morir de amor en cualquier momento.

jueves, 12 de febrero de 2015

Boluda!, me miran!



Nunca fui de ésas minas a las que miran por la calle y les dicen cosas… 
Y aunque me considero una linda chica, o últimamente una linda señora, parece, nunca fui del target de obreros de la construcción o de conductores o choferes en general.
Y yo sé que mis amigas me dirían: - Pero si sos preciosa, una genia totallll, lo más de lo más!
Si, pero son las mismas amigas con las cuales comparto mi admiración por la belleza de Cate Blanchette o Tilda Swinton… Los obreros no las tocarían ni con un palo.
Ni los conductores les tocarían bocina si cruzaran Avenida Córdoba.

Bueno, no me parezco en nada a esas dos bellezas, pero se podría decir que mi belleza se aprecia de la misma manera. 
De una manera más femenina que masculina, quizás.
Entienden lo que digo, no?
A ver, sin tetas ni culo y con cara de fina… Patas largas, manos largas, algo así.

Ahora…  No sé qué pasó últimamente, pero estoy notando que me miran, la podés creer???

Lo que me asusta un poco, después de desconfiar y pensar que me dejé puesta la gorra de baño o no me saqué los bigotes, es que creo que debo estar exudando algo… Y por eso llamo la atención.
Debo estar expeliendo algún tipo de mensaje hormonal que suplica atención o contacto!
Eso es terrible!!!
Se me está notando en la cara?
Huelo a solterona que busca?
Transpiro susurros de deseo?
Se nota que estoy caliente???????
Qué onda?

La cuestión es que me miran, boluda!

En el chino, 
En la cola del cajero,  
En el semáforo y con el casco puesto!
Todavía no pasé por ninguna obra en construcción, pero no veo la hora!!!
Estoy más que lista para recibir los, al menos, 25 años que me deben de chiflidos, guarangadas y frases sin terminar al paso!!!
Podés creer que me miran, boluda!?

Estoy chocha!!!

lunes, 17 de marzo de 2014

Desnuda

Podría meterme la mano por la boca hasta el fondo, para tantear la textura y temperatura de todo ahí adentro... 
Y podría asegurar que todo está bien, en su punto perfecto, un punto final. 
Punto y aparte.
Ese punto en el que no hay vuelta atrás.

O podría sacar todo afuera, desplegarlo sobre la mesa... Tripas, corazón... Y de alguna manera sabría que todo luce exactamente como debería lucir.

Así tan tranquila, también podría desvestirme de todo, sacarme la piel y andar en músculos y huesos caminando por tu casa, sabiendo que ya no aguanto caminar de otra manera.

Podría hacer cualquiera o todas éstas cosas delante tuyo y aún así, vos no sabrías lo decidida que estoy o lo desnuda que me conocés.

Y seguirías desesperándote por un gesto, por una mirada! 

Algo totalmente ajeno a los músculos y a los huesos que despliego delante tuyo como si nada.
Algo ajeno a todos los órganos que te dejo sobre la mesa.
Cosas que ni el corazón, que apoyé por ahí, reconoce como propias.
Sabrías que un gesto no modifica la forma de ninguno de éstos órganos?
Sabrías que si abrieras cada órgano y desgarraras cada músculo encontrarías todo lo que dejaste ahí 4 años atrás?
Reconocerías la memoria de tus miradas en las imágenes que guardé en mi cerebro?

Si supieras todo ésto, me dejarías extrañarte como te estoy extrañando ahora, hasta los huesos?

domingo, 23 de mayo de 2010

Cuatro generaciones al barrio chino

Sábado de sol.
Mi madre pasa a buscarnos a mí hija y a mí para almorzar en el barrio chino.
Pasamos también a buscar a mi abuela.
Las cuatro generaciones en el auto, al barrio chino.

Me siento tranquila, es un lindo día, me siento cómoda, hacía tiempo que no me sentía tan tranquila y cómoda…

Los sentidos de las calles están todos cambiados, cuando creemos haber llegado a esa calle que desemboca en la avenida, zás, de pronto es contramano y volvemos a recular y a dar vueltas.

Qué placer sentirme tan tranquila, las sensaciones son tibias y eso me da la posibilidad de ocuparme de mí y de todo lo demás desde un lugar de amor mucho más saludable y efectivo. Sin exigencias o compromisos, quizás pudiendo verdaderamente utilizar mi cabeza para algo más que estructuras, control y organización. O quizás simplemente para no usarla en absoluto.

Mi abuela desde el asiento de atrás, va maravillada circulando por calles que vivió toda su vida al derecho, y ahora a sus ochenta y pico vive al revés.
Felicita a Macri.
Mi madre lo putea.
Mi hija protesta porque tiene hambre, porque está cansada, porque se le cae el pelo en los ojos, porque no va adelante conmigo, porque… Es tarde y se está haciendo cada vez más tarde, porque las calles están todas al revés.

Yo voy imaginándome mi vida, fantaseando con mis posibilidades, con la relación con mi familia, convenciéndome de mi creatividad. Sintiendo la necesidad de hacer, dar y generar.

Todas tenemos gatos, antes de llegar al barrio chino tenemos que pasar por la veterinaria a comprarles comida.

Me gusta el barrio chino, hoy me gustan todos los barrios, pero el barrio chino me gusta especialmente. Cada vez que voy veo lo mismo y todas las veces me sorprende lo mismo, me funciona y es un lindo sábado de sol.

Después de felicitaciones, puteadas, protestas y bocinazos, llegamos a la veterinaria.
Las tres generaciones me esperan en el auto.
Entro a la veterinaria.
Hay perros, gatos, gente, gente y gente.

Espero y mientras, pienso en voluntariados en M.A.P.A. En volver a limpiar jaulas de gatos con rinotraqueitis, sarna o tiña, afeitar patas para pasar vías.

Van llamando a los animales al consultorio.

Espero y mientras, me meto en la conversación de una chica que rescató a una perrita la semana pasada y la trajo para vacunar.

Se vende un shampoo anti pulgas.

Espero y comento, que una vez encontré una perrita parecida, golpeada y asustada debajo del tobogán de una plaza y la llevé a mi casa, la curé y terminó en lo de mi tío.

Finalmente me dan las bolsas, pago mucho y salgo con comida para gatos por un total de 10 kilos aproximadamente, separados en dos bolsas.
Dejo una de las bolsas apoyada en la vereda para poder abrir la puerta del auto, pongo la bolsa que todavía tengo en la mano en el piso del asiento del acompañante, levanto la que dejé en la vereda y la apoyo al lado de la anterior.
Ya con las bolsas dentro, me siento, cierro la puerta del auto y el señor con las manos en el volante me mira.
Bueno, no es mi mamá, me subí a otro auto.
Grito, pido disculpas, me río, el señor no dice nada, se agarra fuerte al volante, creo que está asustado.
Mientras le pregunto si vio otro auto que me pudiera estar esperando, voy agarrando las bolsas.
Dice que no sabe, pero todo sin despegar las manos del volante y ligeramente ladeado contra la puerta.
Le pido disculpas mientras me río y voy saliendo del auto, lo saludo a través del parabrisas con un movimiento de cabeza, porque las manos las tengo ocupadas, sigue agarrado al volante pero casi podría decir que sonríe.

No encuentro el auto de mi mamá, pero mientras lo busco pienso en lo liviano que se siente todo.
Tengo todas las posibilidades.

jueves, 13 de mayo de 2010

Papá...

Ella tiene una pesadilla recurrente, que la atormenta desde hace más de 60 años.
Una tropilla de caballos la persigue, la acosa, la está por alcanzar, ella corre, corre, pero son muy veloces, ella mira hacia atrás y tropieza, los caballos se acercan cada vez mas rápido, son cada vez más grandes, están cada vez más cerca, ella está tendida boca arriba sobre la maleza, los caballos están por alcanzarla y se despierta!


Ella se seca el sudor con un pañuelito bordado en forma de triángulo que siempre deja sobre la mesita de luz, ya son las 5:30.
Se levanta y deshace la cama, separa las sábanas del colchón y las deja listas para llevarlas a lavar.
Después de asearse lleva las sábanas al lavadero.
A mano y con jabón blanco, las pasa varias veces por la tabla, las friega, las enjuaga, las vuelve a fregar, a enjuagar y las retuerce con fuerza, las sacude y las tiende al sol, como cada mañana.

Arrastrando los pies sobre los patines de gamuza se desliza por toda la casa, organizando, limpiando, acomodando sin emitir un sonido, sin provocar un ruido.

Llega a misa de siete puntual, no pide nada, sólo sufre, por lo que corresponde, por ella, por los demás y por las dudas.
Ella nunca gritó, nunca corrió, nunca desperdició, nunca se excedió, ni coqueteó, ni derrochó, o aprovechó, no conoce lujos, ni placeres.

Ella camina con sus mocasines con suela de goma, de vuelta a casa.
Ella cree en la penitencia, el ostracismo, la obediencia, la conducta y el sacrificio.

Ella amamantó a su hijo sólo cada cuatro horas durante diez minutos cada vez, tal como el Doctor le recomendó, y lo oyó gritar de hambre durante meses.
No le festejó nunca un cumpleaños, nunca le permitió jugar al futbol, ni que se ensuciara las rodillas o sudara.
Los juguetes desordenan, los festejos arruinan la casa, las amistades son ruidosas.

Ella crió un hijo, y yo tuve la suerte de que ese hijo no me criara.
Por eso no necesito mentir para sobrevivir.

viernes, 7 de mayo de 2010

Guardavidas

Estaba llevando a Simón, el perro de mi vecino a la plaza, porque me gusta hacer esas cosas, tengo esa vocación de servicio… En un poste de luz veo pegado un afiche de esos que abajo de todo tienen flequitos recortados para que uno arranque y se lleve la info.
El afiche tenía un dibujo de una cabeza y un brazo saliendo como de una especie de línea horizontal a modo de mar. Abajo de la imagen se leía: “I'm not Waving, I'm Drowning” (No estoy saludando, me estoy ahogando).

El perro es super obediente y espera sentado en cada esquina a que le dé la orden para cruzar.
Le doy la orden y cruza corriendo.

Debe ser una confusión muy común, pienso.

Yo, la mayoría de las veces en las que me estoy ahogando, también saludo.

¿Por qué en los momentos en los que no hago pie y se me acalambraron brazos y piernas, yo saludo?.
Eso confunde.

Simón sube a la vereda, me adelanta, después se atrasa, me mira, espera a que lo alcance y sigue, no necesita correa porque es muy obediente y está bien entrenado, da la pata, se echa, todas esas cosas.


Durante un mes entero mientras me ahogaba, llamé su atención saludándolo desde el medio del mar, a veces lo saludaba con las dos manos, otras con una sola, alguna vez le mostré un pie, le hice la plancha, el sapito… Nunca le dije que me estaba ahogando.
Pero no puede no haberse dado cuenta, nadie saluda tantas veces desde el medio del mar. Bueno, es que él no es muy sensible, es más bien tosco. Rudimentario digamos. Básico.

Llegamos a la plaza, Simón es un encanto de perro, juega con sus amigos, se huelen, hace sus cosas, limpio, sigue corriendo,
sigo pensando…
¿Por qué lo saludé tantas veces?

Lo saludaba como mostrándole que todo estaba bien, que yo, que hice el curso de guardavidas, podría arreglármelas sola sin ningún problema en medio del océano.

Quizás, si él hubiera sabido claramente que se me estaban acalambrando las piernas y los brazos, me hubiera venido a rescatar...

¡O quizás no, y ése es el riesgo que no quise correr!, y por ahí ésa es la razón por la cuál nunca fui clara y le dije que me estaba ahogando.
Si, debe ser eso.
Podría ahogarme mucho más tranquila pensando que él ignoraba que yo me ahogaba, pero no soportaría ahogarme sabiendo que decidió no rescatarme.


Llamo a Simón que viene, volvemos. Espera en la esquina a que yo llegue, me mira y espera, cuando llego, sigue caminando.


El me llamó hace poco, después de tres meses…
Ya dije que aparte de ser guardavidas, tengo esa vocación de servicio.

Llego al poste con el afiche y leo más detenidamente, “No estoy saludando, me estoy ahogando”, grupos de ayuda para mujeres.(En inglés), ¿PARA MUJERES?, entonces…
¿Sólo las mujeres se ahogan?. ¿O sólo las mujeres tienen problemas para expresar su pedido de auxilio?.

Dejo a Simón en su casa, la de mi vecino. Le pongo su collar anti ladridos, una cajita espantosa que cada vez que ladra le da corriente, odio hacerlo. Pero sus vecinos se quejan cuando ladra.
Vuelvo caminando sola.

Si, definitivamente, las mujeres disimulamos y los hombres piden auxilio.

Porque él me llamó y me dijo que le dolía la panza, porque miraba mis fotos y me veía demasiado linda, porque cree que veo a alguien más, porque sabe que no me tiene nunca más, él me llamó y quiso verme, y yo, que soy guardavidas, salgo al rescate corriendo, (mucho menos excitante que las de baywatch, claro), pero igual de eficiente.
Y con mi vocación de servicio, le digo que todo va a estar bien, y le doy todas las razones posibles para que vea lo lindo, lo bueno, lo interesante y maravilloso que es, puede que le mienta un poco también, pero le doy consuelo y lo hago reír.

Porque yo sé lo que es estar ahogándose.
Aunque yo no sepa pedir auxilio.
Porque yo rescato.
Porque yo soy guardavidas.

jueves, 6 de mayo de 2010

FANTASÍA

Nueve menos cuarto de la mañana, salgo con mi hija camino al cole, piso una baldosa floja y mancho con agua sucia desde la botamanga hasta la rodilla del pantalón de trescientos ochenta pesos que todavía no empecé a pagar, sonrío.
Sonrío porque tengo ¡el mejor producto del universo!.

"FANTASÍA" -Ahora con el nuevo sistema de mails diarios que minimiza cualquier catástrofe.

"FANTASÍA" -Siempre listo para borrar todo malestar.

"FANTASÍA" –Y deshágase de sus preocupaciones.

"FANTASÍA" -Pida "FANTASÍA" en su nuevo envase de lujo!.

Tengo platos de anoche sin lavar pero mientras pienso en qué escribirle...
"FANTASÍA" ¡los deja relucientes!.

Tengo ropa para planchar. Sumerjo el saquito de mi té de vainilla en la taza con agua caliente, mientras...
"FANTASÍA" ¡deja la ropa sin una arruga!.

No es alto, pero parece, no es alto pero tiene pelo y escribe, escribe lindo pero no se lo digo porque le digo otras cosas lindas.
Me alcanza, porque me levanto liviana, porque canto mis “hits” en mi micrófono EDDING indeleble y grabo mi programa de cocina frente a los azulejos, con consejos útiles y tips prácticos.
Me alcanza porque mi hija se ríe mientras se me posan gorriones en el delantal, justo en el momento en el que empezaba a alimentar a un ciervo con una mano y a acariciar a un conejito con la otra, y de pronto la cámara se aleja y muestra un paisaje soñado y yo giro con los brazos extendidos... (¿No la vieron?)

No me importa nada porque me alcanza.
No espero, no miro el reloj, no se cuándo es Viernes, no gano ni pierdo.
Leo y escribo.
No hago planes ni treguas, no corro, no gasto, no lloro.
Me leen y me escriben.
Y yo caigo redonda y sueño lindos sueños y amanezco antes pero descansada... Y todo gracias a...

"FANTASÍA"-Con su revolucionaria fórmula epistolar.

"FANTASÍA", (ante cualquier duda consulte a su terapeuta)