martes, 20 de abril de 2010

Cuánto sabés de relojes!!!.

Pelotuda, con ojitos soñadores, cabeza de lado, sonrisa pintada… Todo huele bien, todo sabe bien, el mundo es un lugar maravilloso y las fuerzas del destino están de mi lado!!!

Así salí de su casa esa mañana, así caminé por calles con baldozas rotas, cagadas y meadas, como si estuvieran especialmente alfombradas para mí, de la misma manera todo era perfecto, el clima, mi edad, su baja estatura, mis grandes pies y hasta las bombitas que colgaban de los cables del techo de su monoambiente alquilado en el abasto. Todo era tan maravilloso, todo ES tan maravilloso en esos momentos!.

Pero no deberíamos aprender a disfrutarlo de una manera un poco menos fantasiosa?, aprender a que ese estado es lo que es, un estado de ilusión, ni mas ni menos?.

Las bombitas colgando del techo no son agradables en ningún lado y tampoco en un monoambiente del abasto.

No deberíamos poder mantener esa concepción y ser capaces de amar de forma más real?. Tampoco, su aliento de fumador o su olor a bolas son perfumes exóticos que sólo yo por ser especial puedo apreciar, no, son olores feos!, dejémonos de joder…

Podremos alguna vez aprender a amar como aman los hombres?, sin transportarnos al país de las mil maravillas?, viviendo en este mismo mundo jodido, aburrido y viejo, en dónde algunos días sale el sol y otros llueve? A veces enamoradas y a veces no, pero en el mismo mundo!?.

Por qué para nosotras cambia todo cuando nos enamoramos y no sólo el sentimiento concreto de estar enamoradas?. Por qué no podemos separar ese estado, de la visión real de ellos y del mundo?

En qué momento pasan a ser los hacedores de lo que justo nos faltaba, los capaces de lo imposible, los sabios del TODO?

Una amiga me reenvió un mensaje de otra amiga con esta frase: “LOS HOMBRES SON UNOS HIJOS DE PUTA Y CABRONES. Y ADEMAS ESTAN MAS PERDIDOS EN ESTA VIDA QUE NOSOTRAS, mientras tengas esto en tu cabeza metido, no podrán hacerte daño.”

Pero yo todavía dudo y me pregunto… será tan así? Si están más perdidos que nosotras… cómo mierda hacen para seguir encontrándonos?

Otra amiga me contó un chiste… Ella con la cabeza sobre el hombro de él suspira y le pregunta… Qué hora es?. El mira el reloj y dice… Las nueve menos cuarto. Ella sonríe, vuelve a suspirar y dice… Ay mi amor!, cuánto sabés de relojes!!!.

La mayoría de éstos pelotudos, a menos que sean relojeros, claro, no sólo no saben de relojes sino que no saben de miles y miles de otras tantas cosas en las cuáles nosotras los creemos catedráticos!. Pero tampoco tienen por qué saber. Ni ellos afirman saber!. Nosotras les otorgamos el don de la sabiduría, como prueba de nuestra total y absoluta entrega y después olvidamos que fue nuestro regalo y repetimos hasta convencernos… así estén escarbándose las narices esperando a que cambie el semáforo…“Ay mi amor!, cuánto sabés de relojes!!!”.