jueves, 29 de abril de 2010

Mi abuela cumple 90

Finalmente después de dar demasiadas vueltas para encontrar lugar dónde estacionar, bajamos del auto, nos alisamos la ropa con las manos y rumbeamos cuesta arriba hasta la parroquia de "Nuestra señora del Santísimo Sacramento" o bien podría ser "Del Perpetuo Socorro". Pidiendo socorro subimos las escaleras, entramos, adoptamos la compostura esa que uno debe adoptar cuando entra a la casa de Dios y calladitos enfilamos para el fondo, dónde mi abuela, la presidenta de la liga de Madres, ofrecía una misa en agradecimiento por su nonagésimo cumpleaños… Claro que propusimos fiesta, té canasta, almuerzo y todas las demás posibilidades, pero no, ella quería una misa, un Miércoles a las 11:30 de la mañana…
Ella está en primera fila, nosotros llegamos tarde, claro. Nos ubicamos atrás de todo, parados, mi hija, mi hermana y su marido, mi madre y yo. Mi hija encuentra en seguida una araña para entretenerse y nosotros algún personaje.

Debe hacer 15 años que no pisamos una iglesia.
Después intercambiamos con mi hermana verbalmente vestuario para este invierno, quedamos en que yo le paso unos vestidos a cambio de unas polleras suyas, felices las dos.
Llega el momento de la ostia pero no para nosotras, ya me había olvidado, o nunca lo supe, pero le pregunto a mi mamá qué es lo que hace la gente después de comerse la ostia… porque miro alrededor y veo a un hombre joven, o debería decir “un chico”, ya que debe tener mi edad, sin ninguna seña en particular, genuflexo y encorvado, agarrándose la cabeza con las dos manos, los codos casi tocando las rodillas… ¿Es necesario?, del otro lado, un señor más grande, de unos 60 años, inclinado, con una rodilla en el piso y la otra pierna flexionada, apoyando el codo sobre la pierna flexionada y la frente en la palma de la mano…
Mi mamá me dice que no sabe qué es lo que la gente realmente hace después de comer la ostia, pero que aquél que está inclinado agarrándose la cabeza con las dos manos es eyaculador precoz y el señor en pose de escudero, esta pidiendo fuerzas para cogerse a la mujer… le pregunto si es porque no se le para y me contesta que no, que se le para, de hecho se está cogiendo a la secretaria, pero para disimular, ahora tiene que cogerse a la mujer y no puede… eso es lo que pide… suena lógico.
Termina la misa, nos encontramos con mi abuela y sus amigas, las chicas de inglés, las chicas de la liga de madres y las chicas de toda la vida, que claro, son cada vez menos… Un grupo de viejitas encantadoras, todas chiquititas chiquititas, nos cuentan de la última vez que nos vieron a mi hermana y a mí, fue cuándo teníamos 5 o 15 o 20 años, nos elogian frente a mi abuela diciendo que tiene unas nietas preciosas, mi abuela inmediatamente se excusa, casi pidiendo disculpas, porque de chicas éramos rubias, y ya no, ahora somos morochas y no entiende por qué éramos tan rubias de chiquitas y no pudimos conservar el tono.
No sabemos si deberíamos pedir disculpas nosotras también, pero sabemos que no se debe putear, no sólo porque estamos en la casa de Dios, sino porque es nuestra abuela y cumple 90 años.