miércoles, 21 de abril de 2010

Sushiman por Internet

Parece que últimamente todo nace en Internet, uno empieza a comunicarse con gente que dejó de ver hace mucho, con conocidos de conocidos que alguna vez cruzó en algún lugar, con desconocidos absolutos y hasta con gente que va a ver ese mismo día dos horas después.
Pero nadie se priva de la magia de Internet, yo tampoco!

Una de las personas que me contactó, fue el Sushiman. El encanto de chatear con el Sushiman es la revelación de lo desconocido, de la sorpresa misma, porque de todas las reglas existentes en la ortografía de éste y de todos los demás idiomas conocidos, el Sushiman tiene el don de pifiarle a todas!, y lo lleva de mil maravillas! “Ola ermosa!, beamonos, que me desis???”, frases básicas, leídas y sabidas de memoria, que escritas por él cobran otro sentido, pasan a ser absolutamente mágicas, nuevas e intrigantes, ya que una se pregunta constantemente si quiso decir esto o lo otro… En fin, una dulzura.
Los que me conocen saben que me es dificilísimo resistir tamaña candidez y por eso lo invité a casa a ver mi serie favorita.
Cuándo bajé a abrir la puerta estaba de perfil, y gracias a eso pude apreciar su distinguido corte de pelo, bien cortito en toda la cabeza a excepción del final, casi llegando a la nuca, dónde se había dejado una fenomenal coleta revelando su pelo claro y ondulado. Llevaba puesta una de las tantas camisetas de river plate o habrá sido de algún otro cuadro con esos mismos colores?… bueno, una de esas camisetas de futbol de un brillo inconfundible y el más fino poliéster, unas bermudas de jean y unas zapatillas que si mal no recuerdo tranquilamente podría haber terminado de atar a su correspondiente tobillo.
Abrí la puerta dejando entrar una fuerte brisa marina, ahí descubrí que era más que evidente su profesión, o eso o era un salmoncito en camiseta de river plate, un sashimi con zapatillas o un niguiri con coleta!!!.
Vi mi serie favorita y hablamos hasta las mil de la mañana recordando lugares de nuestra adolescencia, situaciones y amigos. Compartimos experiencias de ex cónyuges, hijos y familia… No sé si volveremos a encontrarnos, pero sigo leyéndolo por Internet, en su propio y único dialecto, dándome cada tanto sus “Vuenos diaz”, mandándome un “Veso” o simplemente preguntándome “que honda?”. Y no pienso dejar de leerlo, porque, ¿quién puede decir que conoce a un bombón de pescado que escribe en idioma de hadas?. Eh?.
Y quién puede comparar su fuerte olor a pescado con el dulzor mas grande, sino él?, ese dulzor que te acalambra las mandíbulas, o con el frío extremo de un trago que te llega hasta las sienes y te congela el cerebro por un segundo, o con la acción de girar y girar hasta parar y ver cómo uno está inmóvil y todo lo demás se desdibuja, se agranda y se achica y se mueve para todos lados.