lunes, 19 de abril de 2010

Mi billetera

Los otros días, mostrando las fotos de mi hija que llevo siempre en la billetera, saqué la foto del pelado, esa que me dió para que llevara justamente ahí, en mi billetera, una de las cuatro copias que te sacan para el D.N.I. cuando sólo necesitás una… Bueno, la cuestión es que salió de atrás de las fotos de mi hija, la foto del pelado con cara de nada, o de D.N.I, o de falta de pucho, ya que en ese momento todavía fumaba y ahora que pienso, hacer el trámite del D.N.I debe haber sido largo, y dentro de las oficinas no dejan fumar, pobre… Ven lo que les digo?!!!... no sé, lo que sí sé es que yo sigo llevando la foto del Pelado en mi billetera, junto con las de mi hija. ¿Por qué, por qué?, si me tomé el trabajo de sacar cada foto de cada portarretratos, las de las vacaciones que había pegado en la heladera, tiré o guardé según correspondió, cada encendedor que dejaba en lugares estratégicos para encender su porrito sin que los chicos lo vieran, cada paquetito de sus caramelos refrescantes, que dejaba desparramados por toda la casa antes de terminar el paquete, cada notita…, si cambié de cuarto con mi hija para no dormir en el mismo lugar dónde dormía con él, reacomodé las cosas de la parte de arriba de los placards, dí vuelta la cocina, separé cada bowl, cada Tupper, cada cucharita… ay, ni quiero pensar en cucharitas… Bueno, si pude aguda y efectivamente deshacerme de cada una de sus imágenes reales o que me lo representaran, de cada una de sus existencias visuales en mi casa, ¿por qué no puedo sacarlo de mi billetera?, no caigamos en interpretaciones pedorras, tampoco simbolizó jamás para mí un proveedor abundante de dinero, no tenía que ver en mi casa con la abundancia de nada más que de dormir y hacer zapping. Entonces… ¿Qué conjuro pelotudo hace que, sabiendo que está ahí, no pueda sacar esa puta foto de la solapita de mi billetera y revolearla para algún otro lado? ¿Eh?.